1.-Exposición con procesión solemne por sacerdote
Canto
2.-Coloquio / oración inicial por sacerdote
3.-Proclamación de Salmo, Evangelio y predicación/meditación guiada
Señor, te pedimos humildemente, que aceptes este momento de oración como reparación por los crímenes contra la santidad de toda vida humana inocente; como acto de fe en la Providencia Divina que continúa gobernando el mundo con amor; como acto de esperanza en que la juventud del mundo pueda llegar a conocer los verdaderos valores y vivir de acuerdo con ellos; como acto de amor por toda la humanidad.
En la presencia Eucarística de tu Hijo, te pedimos que con su intercesión y el ejemplo de los santos nos ayude a defender y respetar la vida desde su concepción hasta su fin natural, y oremos con el Salmo 143
- Señor, escucha mi oración, atiende a mis plegarias, respóndeme, tú que eres fiel y justo.
- No llames a juicio a tu siervo pues no hay quien sea justo en tu presencia.
- El enemigo corre tras mi vida, me aplasta contra el suelo y me manda de vuelta a las tinieblas junto a los muertos sin edad ni tiempo.
- Mi espíritu en mí desfallece, mi corazón se asusta en mi interior.
- Me acuerdo de los días de otro tiempo, medito en todas tus acciones, en la obra de tus manos reflexiono.
- Alargo a ti mis manos, mi alma es una tierra sedienta de ti.
- Apresúrate, Señor, en responderme, porque me estoy quedando sin resuello; no me escondas tu cara, que no sea de los que bajan a la fosa.
- Hazme sentir tu amor desde la mañana, pues en ti yo confío; haz que sepa el camino que he de seguir, pues levanto a ti mi alma.
- Líbrame, Señor, de mis enemigos, pues me escondí cerca de ti.
- Enséñame a que haga tu voluntad, ya que tú eres mi Dios; que tu buen espíritu me guíe por un terreno plano.
- Por el honor de tu nombre, Señor, haz que yo viva; tú que eres justo, sácame del aprieto.
- Por tu amor aniquila a mis contrarios y destruye a mis opresores, pues yo soy tu servidor.
Espacio de silencio simple (2 min).
Te ofrezco, Señor, todos mis pensamientos, obras y trabajos de este día.
Bendícelos a fin de que no haya ninguno que no sea hecho por amor.
Hoy de manera especial, permíteme reconocerte en la fracción del pan, y que, en este día solemne, al llegar la noche, seas Tú quien nos expliques las Escrituras y partas para nosotros el Pan.
- De pie, por favor, para escuchar la Palabra del Señor…
Ministro: Lectura del Santo Evangelio según san Juan 6,22-29
Al día siguiente, la gente que se había quedado al otro lado del mar, vio que allí no había más que una barca y que Jesús no había montado en la barca con sus discípulos, sino que los discípulos se habían marchado solos. Pero llegaron barcas de Tiberíades cerca del lugar donde habían comido pan. Cuando la gente vio que Jesús no estaba allí, ni tampoco sus discípulos, subieron a las barcas y fueron a Cafarnaúm, en busca de Jesús. Al encontrarle a la orilla del mar, le dijeron: «Rabbí, ¿cuándo has llegado aquí?» Jesús les respondió: «En verdad, en verdad os digo: vosotros me buscáis, no porque habéis visto señales, sino porque habéis comido de los panes y os habéis saciado. Obrad, no por el alimento perecedero, sino por el alimento que permanece para vida eterna, el que os dará el Hijo del hombre, porque a éste es a quien el Padre, Dios, ha marcado con su sello». Ellos le dijeron: «¿Qué hemos de hacer para obrar las obras de Dios?» Jesús les respondió: «La obra de Dios es que creáis en quien él ha enviado».
Palabra del Señor.
R= Gloria a ti Señor Jesús.
Espacio de silencio para reflexionar la palabra (2min).
Canto
Meditación del Papa Francisco
El buscar y encontrar a Dios en todas las cosas deja siempre un margen de incertidumbre. Si una persona dice que ha encontrado a Dios con certeza total y ni le roza un margen de incertidumbre, algo no va bien. Esto es una clave importante, que si uno tiene respuestas a todas las preguntas, estamos ante una prueba de que Dios no está con él. Recordemos a los grandes guías del pueblo de Dios, como Moisés, que siempre han dado espacio a la duda. Les invito a ser humildes, tenemos que hacer espacio al Señor, no a nuestras certezas.
Recomiendo buscar a Dios para hallarlo, y hallarlo para buscarle siempre. Es la experiencia de los grandes Padres de la fe. Les invito a releer el capítulo 11 de la Carta a los Hebreos. Abraham, por la fe, partió sin saber a dónde iba. Todos nuestros antepasados en la fe murieron teniendo ante los ojos los bienes prometidos, pero muy a lo lejos... No se nos ha entregado la vida como un guion en el que ya todo está escrito, sino que consiste en andar, caminar, hacer, buscar, ver... Hay que embarcarse en la aventura de la búsqueda del encuentro y del dejarse buscar y dejarse encontrar por Dios. (Cf Comentario de S.S. Francisco, en entrevista de Antonio Spadaro, el 27 de septiembre de 2013).
Haciendo la Comunión con Él, recibimos su vida en nosotros y nos hacemos hijos del Padre celeste y hermanos entre nosotros. Haciendo la Comunión nos encontramos con Jesús realmente vivo y resucitado. Participar en la Eucaristía significa entrar en la lógica de Jesús, la lógica de la gratuidad, del compartir. Y aunque seamos pobres, todos podemos dar algo. “Hacer la Comunión” significa también obtener de Cristo la gracia que nos hace capaces de compartir con los otros lo que somos y lo que tenemos. (Homilía de S.S. Francisco, 26 de julio de 2015).
Reflexión
Nuestra vida transcurre entre momentos de paz y de angustia, de alegría y de lágrimas, de bonanza y de necesidad. Una tendencia común es acordarse de Dios sólo en los momentos difíciles cuando necesitamos algo. Sin embargo, Dios nos espera con los brazos abiertos en todo momento, en cualquier circunstancia.
Busquemos acercarnos a Él no sólo en el dolor sino también en la paz y la alegría de cada día para agradecerle lo que tenemos o simplemente para compartir con Él pequeños momentos de amistad y de cariño, como lo hacemos con un hermano o con un padre. No reduzcamos nuestro trato con Dios a simples peticiones. Dios quiere concedernos lo que le pedimos pues conoce nuestras necesidades, pero además de esto, quiere estar con nosotros, simplemente estar con nosotros dialogando de las pequeñas cosas que nos ocurren cada día.
Plegarias
Te ofrecemos estas oraciones por la misión que nos has confiado; la misión de defender la vida humana desde su comienzo con el milagro de la concepción, hasta la serenidad espiritual de la muerte natural. Para que no nos desanimemos ni perdamos tu dirección;
Roguemos al Señor respondiendo a cada una de nuestras plegarias “Te lo pedimos Señor”
- Te pedimos Señor por todas las madres que se encuentran embarazadas y tienen dificultades, para que sepan encontrar con la ayuda de la Iglesia la fuerza y el coraje que necesitan. Te lo pedimos Señor
- Te pedimos Señor, para que todas las leyes protejan la vida, desde su concepción hasta su término. Te lo pedimos Señor
- Te pedimos Señor para que todas las personas puedan evitar la tentación de resolver sus problemas recurriendo a la violencia, particularmente en contra de la vida humana en sus etapas más vulnerables. Te lo pedimos Señor
- Te pedimos para que todos los enfermos que sufren depresión, puedan experimentar el cariño de la Comunidad Cristiana y el coraje de encontrar a Dios dentro del propio sufrimiento. Te lo pedimos Señor
- Te pedimos para que todos nosotros seamos valientes a la hora de defender la Vida como el mayor regalo que Tú nos has hecho. Te lo pedimos Señor
- Que la Iglesia, Pueblo de la Vida, pueda dar un alegre y convincente testimonio de que cada vida humana proviene de Dios, le pertenece a Dios, y está hecha para regresar a Dios. Te lo pedimos Señor
Oración final
Oh María, Aurora del mundo nuevo> Madre de los vivientes. A Ti confiamos la causa de la vida; mira, Madre, el número inmenso de niños a quienes se les impide nacer> de pobres a quienes se les hace difícil vivir, de hombres y mujeres víctimas de violencia inhumana> de ancianos enfermos muertos a causa de la indiferencia o de una presunta piedad. haz que quienes creen en tu Hijo sepan anunciar con firmeza y amor a los hombres de nuestro tiempo, el Evangelio de la vida.
Alcánzales la gracia de acogerlo como don siempre nuevo. La alegría de celebrarlo con gratitud durante toda su existencia y la valentía de testimoniarlo con solícita constancia, para construir, junto con todos los hombres de buena voluntad, la civilización de la verdad y del amor, para alabanza y gloria de Dios Creador y amante de la vida. AMÉN.
Oración personal
Cantos (3) y silencio meditativo
Ésta es la parte más importante de tu oración, disponte a platicar con mucho amor con Aquel que te ama. Pidamos para que, contemplando a Cristo en la Eucaristía, confiemos en Él.
4.-Bendición y letanías
Bendito sea Dios.
Bendito sea su Santo Nombre.
Bendito sea Jesucristo verdadero Dios y verdadero Hombre.
Bendito sea el Nombre de Jesús.
Bendito sea su Sacratísimo Corazón.
Bendito sea su Preciosísima Sangre.
Bendito sea Jesús en el Santísimo Sacramento del Altar.
Bendito sea el Espíritu Santo Consolador.
Bendita sea la Incomparable Madre de Dios la Santísima Virgen María.
Bendita sea su Santa e Inmaculada Concepción.
Bendita sea su gloriosa Asunción.
Bendito sea el Nombre de María Virgen y Madre.
Bendito sea San José su casto esposo.
Bendito sea Dios en sus Ángeles y en sus Santos.
5.-Bendición final